doi: 10.56294/saludcyt2024.964

 

ORIGINAL

 

Nomophobia in Nursing Staff and Interns at a Second Level Medical Care Hospital in Mexico

 

Nomofobia en el personal de Enfermería y Becarios en un Hospital de Segundo Nivel de Atención Médica en México

 

Saraí Ibarra Fragoso1  *, Roberto Joel Tirado Reyes2  *, Bitia Maday Domínguez Quevedo1  *, Kittzia Celenia Castañeda Ayón1  *, Diana Cristina Navarro Rodríguez3  *, Júlio Manuel Medina Serrano4  *, Ramón Valladares Trujillo5  *, María Elena Aguilar Lizarraga6  *, Carlos Antonio Angulo Inzunza7  *

 

1Instituto Mexicano del Seguro Social, Hospital General Regional N°1, Departamento de Enfermería. Culiacán, Sinaloa, México.

2Instituto Mexicano del Seguro Social, Unidad de Medicina Familiar con Atención Medica Ambulatoria N° 55, Culiacán, Sinaloa, México; Universidad Autónoma de Sinaloa, Facultad de Enfermería Culiacán, Sinaloa, México.

3Instituto Mexicano del Seguro Social, Hospital General de Zona N°1, Departamento de Enfermería, Aguascalientes, México.

4Instituto Mexicano del Seguro Social, Organo de Operación Administrativa Desconcentrada en Sinaloa, Coordinación de Planeación y Enlace Institucional, Culiacán Sinaloa México.

5Instituto Mexicano del Seguro Social/ Coordinación de Planeación y Enlace Institucional, OOAD Nuevo León

6Universidad Autónoma de Sinaloa, Facultad de Enfermería Mazatlán, Sinaloa, México.

7Instituto Mexicano del Seguro Social, Hospital General de Zona N°3, Mazatlán, Sinaloa, México.

 

Citar como: Ibarra Fragoso S, Tirado Reyes RJ, Domínguez Quevedo BM, Castañeda Ayón KC, Navarro Rodríguez DC, Medina Serrano JM, et al. Nomophobia in Nursing Staff and Interns at a Second Level Medical Care Hospital in Mexico. Salud, Ciencia y Tecnología. 2024; 4:.964. https://doi.org/10.56294/saludcyt2024.964

 

Enviado: 29-02-2024                               Revisado: 14-05-2024                            Aceptado: 07-09-2024                          Publicado: 08-09-2024

 

Editor: Dr. William Castillo-González

 

Autor para correspondencia: Roberto Joel Tirado Reyes *

 

ABSTRACT

 

Introduction: mobile phones and tablets have become an essential tool in life. Excessive and prolonged use generates Nomophobia, characterized by the irrational fear of losing contact with the mobile phone.

Objective: to determine Nomophobia in Nursing Staff and Interns at a Second Level Medical Care Hospital in Sinaloa, Mexico.

Method: descriptive, cross-sectional study. Sample of 330 participants. Probabilistic sampling. A personal data sheet and a Nomophobia questionnaire (NMPQ-20) were used. Descriptive and inferential statistics were employed. Approval was obtained from the Local Committee on Ethics and Health Research.

Results: average age 33,82 years, 53,3 % were women, average seniority 7,54 years, 43,9 % belonged to the morning shift, general nurses predominated with 39,4 % and WhatsApp with 63 %. 38,5 % communicated frequently with their partner, 100 % used the mobile phone during the day and the average number of hours they used the device was 2,71 hours. Low levels of nomophobia (general and by dimensions) were obtained. No significant relationship or difference was found between nomophobia and age, seniority and work shift. Significant differences were found between nomophobia and sex and job category, where men and nursing interns predominated.

Conclusions: nomophobia was found to be at low levels in nursing staff and interns. Significant differences were found between nomophobia and gender and category. It is essential to implement strategies that reduce the use of mobile devices, since it can put patient safety at risk by acting as a distraction.

 

Keywords: Axiety; Depression; Cell Phone; Health Personnel; Nursing Staff.

 

RESUMEN

 

Introducción: los teléfonos móviles y tabletas se han convertido en una herramienta esencial en la vida. El uso desmedido y prolongado genera Nomofobia, caracterizada por el miedo irracional a perder el contacto con el teléfono móvil.

Objetivo: determinar la Nomofobia en el personal de Enfermería y Becarios en un Hospital de Segundo Nivel de Atención Médica en Sinaloa, México.

Método: estudio descriptivo, transversal. Muestra de 330 participantes. Muestreo probabilístico. Se utilizó una cédula de datos personales y cuestionario de Nomofobia (NMPQ- 20). Se empleó estadística descriptiva e inferencial. Se obtuvo aprobación del Comité Local de Ética e Investigación en Salud.

Resultados: edad promedio 33,82 años, 53,3 % fueron mujeres, antigüedad promedio 7,54 años, 43,9 % perteneció al turno matutino, predominó la enfermera general con 39,4 % y WhatsApp con 63 %. El 38,5 % se comunicó frecuentemente con la pareja, 100 % utilizó el teléfono móvil durante la jornada y el promedio de horas que utilizaron el dispositivo fue 2,71 horas. Se obtuvieron niveles bajos de nomofobia (general y por dimensiones). No se encontró relación o diferencia significativa entre la nomofobia con la edad, antigüedad y turno laboral. Se encontraron diferencias significativas entre la nomofobia con el sexo y categoría laboral, donde predominó el hombre y pasantes de Enfermería.

Conclusiones: la nomofobia mostró niveles bajos en el personal de Enfermería y Becarios. Se encontraron diferencias significativas entre la nomofobia con el sexo y categoría. Es esencial implementar estrategias que reduzcan el uso del dispositivo móvil, ya que, puede poner en riesgo la seguridad del paciente al fungir como distractor.

 

Palabras clave: Ansiedad; Depresión; Teléfono Móvil, Personal Sanitario; Personal de Enfermería.

 

 

 

INTRODUCCIÓN

Los dispositivos tecnológicos como teléfonos móviles y tabletas se han convertido en una herramienta esencial en la vida contemporánea, a través de mensajes de texto y video llamadas, así como, el uso de redes sociales como WhatsApp, Facebook, Instagram, Twitter y YouTube. El uso excesivo de estos dispositivos ha dado origen a una nueva forma de adicción laboral conocida como Nomofobia (miedo irracional a no tener el teléfono móvil o a estar incomunicado a internet), la cual puede tener consecuencias significativas en términos de riesgo de cometer errores.(1) La Nomofobia, caracterizada por el miedo irracional a perder el contacto con el teléfono móvil, se presenta como un fenómeno relevante en el ámbito laboral.(2)

A nivel internacional, investigaciones realizadas en España,(3) China,(4) Irán,(5) e Indonesia,(5) muestran una relación positiva entre la nomofobia y la sintomatología ansiosa, nerviosismo, angustia,(3, 5) soledad,(4) aislamiento social,(6) menor atención a los interlocures(7) y mayor tiempo de uso del teléfono móvil.(3) Asimismo, la mitad de los usuarios de teléfono móvil tienen dependencia al mismo y dos de cada diez adicción,(8) identificada por supervisar con mayor frecuencia el dispositivo móvil, llevar a todos lados el cargador y utilizar el dispositivo móvil antes de dormir y después de levantarse.(9) Además, se ha evidenciado que la mujer present niveles más altos de nomofobia(3) y que la mitad de los usuarios destinan entre 7 y 12 horas al uso del teléfono móvil.(5)

Respecto a México, investigadores se refieren que las personas con inteligencia promedio o por debajo del promedio tiene 27 veces más probabilidad de desarrollar nomofobia. También, alude a la existencia de dos grupos de personas: aquellas con nomofobia, que esperan al menos 29 selfies y 9 publicaciones por semana, y las personas sin nomofobia, quienes esperan solo cuatro selfies y una publicación.(10) Además, se evidenció que siete de cada diez utilizan el teléfono móvil en sus casas, inclusive hasta por seis horas continuas. También, se sabe que uno de cada diez muestra miedo al no contar con su teléfono y la mitad prefieren utilizarlo por las noches.(11) Si bien, se ha estudiado la nomofobia en el personal de Enfermería,(1,9) y sanitario,(2) los estudios han sido de alcance internacional y el resto se han centrado en población adolescente o joven.(3,6,8,10,11) Por otra parte, los estudios realizados en el contexto mexicano han sido en estudiantes de educación superior(10,11,12) y solo uno de ellos se ha centrado en estudiantes de Enfermería.(12)

La teoría de Enfermería que sustenta la investigación es el Modelo de Promoción de la Salud de Nola Pender,(13,14) que se enfoca en el individuo, tomando en cuenta los factores cognitivos y perceptuales que pueden ser influenciados por diferentes situaciones y relaciones interpersonales. El objetivo fue determinar la presencia de nomofobia en el personal de Enfermería y Becarios en un Hospital de Segundo Nivel de Atención Médica en Culiacán, Sinaloa, México.

 

MÉTODO

Estudio descriptivo transversal. La muestra se calculó con Epidat versión 4.2, confiabilidad del 95 %, potencia 90 % y significancia 0,5, resultado de 330 participantes. Se incluyó al personal adscrito de Enfermería de los turnos matutino, vespertino y nocturno. Así como, el personal becario entre ellos: pasantes de Enfermería, Médicos Internos de Pregrado, Técnicos en Inhaloterapia y Postécnico de Enfermería en Salud Pública en un Hospital de Segundo Nivel de Atención Médica en Sinaloa, México. Se eliminó a quien una vez iniciado el cuestionario decidió retirarse del estudio.(15)

Se empleó una cédula de datos personales (edad, sexo, antigüedad, turno, categoría laboral, red social utilizada, persona con la que mantienen comunicación frecuentemente, uso del teléfono móvil durante la jornada laboral y cuántas horas pasan al día en el teléfono móvil) y el cuestionario de Nomofobia (NMPQ- 20) diseñado y validado por León et al.(16)

El cuestionario está conformado por cuatro dimensiones y 20 ítems que son: No ser capaz de acceder a la información en el teléfono (ítems 1-4), Renunciar a la comodidad del teléfono celular (ítems 5-9), No poder comunicarse a través del teléfono celular (ítems 10-15) y Pérdida de conexión a internet (ítems 16-20), tipo de respuesta Likert de siete puntos, que va de 1 (totalmente en desacuerdo) a 7 (totalmente de acuerdo). La puntuación mínima es 20 y la máxima 140 puntos; a mayor la puntuación, mayor la nomofobia. La confiabilidad por Alpha de Cronbach oscila entre 0,92 y 0,95.(17)

Para el análisis de datos se empleó el software estadístico SPSS versión 27, mediante estadística descriptiva (frecuencias, proporciones y medidas de tendencia central) y estadística inferencial, donde los puntajes de la nomofobia fueron transformados en índices de 0 a 100. La prueba Rho de Spearman se empleó para identificar la relación entre la nomofobia con la edad y antigüedad laboral; el estadístico U de Mann Whitney para las diferencias entre la nomofobia y el sexo; y la prueba H Kruskal Wallis para las diferencias entre la nomofobia con la categoría y turno laboral de los participantes, Considerando para todos los casos como significativo cuando p<0,05.

La investigación cumplió con las disposiciones del Comité Local de Ética e Investigación en Salud, del Instituto Mexicano del Seguro Social, número 2506 con número de registro R-2024-2506-030.

 

RESULTADOS

La edad promedio fue 33,82 años, DE=7,55, el 53,3 % fueron mujeres, la antigüedad promedio fue 7,54 años, DE=6,08, el 43,9 % perteneció al turno matutino, la categoría laboral que predominó fue enfermera general con el 39,4 %.

La red social que predominó fue WhatsApp con 63 %. La persona con la que mantienen comunicación frecuentemente fue la pareja con el 38,5 %, el 100 % utilizó el teléfono móvil durante la jornada laboral y el promedio de horas que pasan al día en el teléfono móvil fue 2,71 horas, DE=1,02 (tabla 1).

 

Tabla 1. Caracterización del personal de Enfermería y Becarios

Variable

f

%

Sexo

 

 

Mujer

176

53,3 %

Hombre

154

46,7 %

Turno

 

 

Matutino

145

43,9 %

Vespertino

106

32,1 %

Nocturno

79

23,9 %

Categoría laboral

 

 

Enfermera auxiliar

54

16,4 %

Enfermera general

130

39,4 %

Enfermera especialista

34

10,3 %

Enfermera jefa de piso

11

3,3 %

Pasante de Enfermería

12

3,6 %

Médico Interno de Pregrado

61

18,5 %

Enfermero becario

15

4,5 %

Becario curso técnico

13

3,9 %

Red social

 

 

Facebook

57

17,3 %

Instagram

35

10,6 %

Messenger

5

1,5 %

Tiktok

24

7,3 %

Snapchat

1

0,3 %

WhatsApp

208

63 %

Persona con la que se comunica

 

 

Hijos

64

19,4 %

Padres

50

15,2 %

Hermanos

25

7,6 %

Pareja

127

38,5 %

Amigos

64

19,4 %

Fuente: Cédula de datos personales, 2024

 

De manera general, la Nomofobia mostró nivel bajo en el 47,6 % de los participantes, al igual que las cuatro dimensiones, donde “No ser capaz de acceder a la información” representó el 51,8 %, “Renunciar a la comodidad” el 41,2 %, “No poder comunicarse” el 35,5 % y “Pérdida de conexión de internet” el 47,3 % (tabla 2).

 

Tabla 2. Nomofobia general y dimensiones en el personal de Enfermería y Becarios

Variable

f

%

Nomofobia general

 

 

Bajo

157

47,6 %

Medio

131

39,7 %

Alto

42

12,7 %

No ser capaz de acceder a la información en el teléfono

Bajo

171

51,8 %

Medio

120

36,4 %

Alto

39

11,8 %

Renunciar a la comodidad del teléfono celular

Bajo

136

41,2 %

Medio

111

33,6 %

Alto

83

25,2 %

No poder comunicarse a través del teléfono celular

Bajo

117

35,5 %

Medio

103

31,2 %

Alto

110

33,3 %

Pérdida de conexión a internet

 

 

Bajo

156

47,3 %

Medio

110

33,3 %

Alto

64

19,4 %

Fuente: Cuestionario NMPQ-20, 2024

 

En la prueba Rho de Spearman, no se encontraron relaciones significativas entre la Nomofobia con la edad y la antigüedad laboral de los participantes (p>0,05).

En el estadístico U de Mann Whitney se encontraron diferencias significativas entre la Nomofobia y el sexo, específicamente en la dimensión “Pérdida de conexión a internet”, donde el sexo masculino mostró mayor promedio (X=1,69, p=0,028); el resto de las dimensiones no presentaron diferencias.

Respecto a la categoría laboral, en la prueba H Kruskal Wallis, las dimensiones “No ser capaz de acceder a la información en el teléfono” y “No poder comunicarse a través del teléfono celular” mostraron diferencias significativas en los pasantes de enfermería (X=2,00, p=,023 y X=2,33, p=0,049 respectivamente) (tabla 3).

 

Tabla 3. Nomofobia y categoría laboral del personal de Enfermería y Becarios

Nomofobia

Categoría laboral

n

X

Md

S

H

 p

No ser capaz de acceder a la información en el teléfono

Enfermera auxiliar

54

1,69

2,00

0,609

16,28

0,023

Enfermera general

130

1,46

1,00

0,649

Enfermera especialista

34

1,76

2,00

0,741

Enfermera jefa de piso

11

1,73

2,00

0,786

Pasante de enfermería

12

2,00

2,00

0,853

Médico interno de pregrado

61

1,70

2,00

0,738

Enfermero becario

15

1,53

1,00

0,743

Becario curso técnico

13

1,31

1,00

0,480

Renunciar a la comodidad del teléfono celular

Enfermera auxiliar

54

1,91

2,00

0,759

9,96

0,190

Enfermera general

130

1,70

1,50

0,784

Enfermera especialista

34

1,88

2,00

0,808

Enfermera jefa de piso

11

2,00

2,00

0,894

Pasante de enfermería

12

2,00

2,00

0,953

Médico interno de pregrado

61

1,97

2,00

0,836

Enfermero becario

15

2,13

2,00

0,743

Becario curso técnico

13

1,62

2,00

0,650

No poder comunicarse a través del teléfono celular

Enfermera auxiliar

54

2,09

2,00

0,759

14,09

 0,049

Enfermera general

130

1,82

2,00

0,830

Enfermera especialista

34

1,97

2,00

0,870

Enfermera jefa de piso

11

2,09

2,00

0,831

Pasante de enfermería

12

2,33

3,00

0,888

Médico interno de pregrado

61

16

2,00

0,820

Enfermero becario

15

2,13

2,00

0,743

Becario curso técnico

13

1,62

1,00

0,870

Perdida de conexión a internet

Enfermera auxiliar

54

1,83

2,00

0,795

8,19

0,316

Enfermera general

130

1,63

1,00

0,728

Enfermera especialista

34

1,74

2,00

0,790

Enfermera jefa de piso

11

1,64

1,00

0,809

Pasante de enfermería

12

1,75

2,00

0,754

Médico interno de pregrado

61

1,90

2,00

0,831

Enfermero becario

15

1,67

1,00

0,816

Becario curso técnico

13

1,38

1,00

0,506

Fuente: Cédula de datos personales y cuestionario NMPQ-20, 2024

 

Finalmente, no se encontraron diferencias significativas entre la nomofobia y el turno laboral de los participantes (p>,05).

 

DISCUSIÓN

El presente estudio exploró la prevalencia de la nomofobia entre el personal de enfermería y becarios en un hospital de segundo nivel en Sinaloa, México. El perfil demográfico reveló que el 53,3 % de los participantes eran mujeres, lo que es congruente con el estudio de Mikaeli et al.(18) quienes también encontraron una alta representación femenina en su muestra. La edad promedio en nuestro estudio fue de 33,82 años, con una antigüedad promedio en el trabajo de 7,54 años, y un 43,9 % de los participantes laboraban en el turno matutino. Aunque la categoría laboral predominante fue la de enfermera general (39,4 %), no se encontraron estudios previos que permitieran comparar estos resultados en un contexto similar de atención médica.

En cuanto al uso de redes sociales, WhatsApp fue la plataforma más utilizada (63 %), lo que coincide con los hallazgos de Mikaeli et al.(18) quienes reportaron una preferencia del 36,6 % por WhatsApp entre sus participantes. Esta similitud probablemente se deba a la accesibilidad, facilidad de uso y la rapidez de comunicación que ofrece esta aplicación, además de su frecuente adopción en entornos laborales y educativos para la gestión de grupos y la distribución de información. La consistencia entre los resultados sugiere que las características de uso de WhatsApp son compartidas ampliamente en diferentes contextos, debido a su funcionalidad y conveniencia.

El análisis de los datos mostró que el 38,5 % de los participantes indicó mantener comunicación frecuente con su pareja, y todos los encuestados usaron el teléfono móvil durante su jornada laboral. El tiempo promedio diario dedicado al teléfono móvil fue de 2,71 horas, una cifra notablemente menor que la reportada por Setiawan y Heni,(5) quienes encontraron que el 52 % de los participantes usaba su smartphone entre 7 y 12 horas al día, el 10 % entre 13 y 18 horas, y el 8 % entre 19 y 20 horas. Esta diferencia podría reflejar variaciones en los hábitos tecnológicos o contextos laborales específicos entre los estudios. Además, Dorantes y Estudillo(11) señalaron que el 99 % de sus participantes utilizaban un teléfono inteligente, especialmente en horarios nocturnos, y el 76 % lo empleaba en casa, con un 33,67 % usando el dispositivo de 4 a 6 horas continuas. Estas discrepancias pueden atribuirse a la evolución tecnológica y a las diferencias en la integración de tecnologías en distintos países.Tirado Reyes,(19) subraya que, a pesar de los posibles efectos negativos, el uso moderado de teléfonos celulares puede ofrecer beneficios significativos en la vida cotidiana. Esta perspectiva resalta la importancia de balancear el uso de la tecnología para maximizar sus ventajas mientras se minimizan los riesgos asociados.

El estudio reveló que el 47,6 % de los participantes presentó un bajo nivel de nomofobia, lo cual se distribuyó en las siguientes dimensiones: “No ser capaz de acceder a la información” con un 51,8 %, “Renunciar a la comodidad” con un 41,2 %, “No poder comunicarse” con un 35,5 %, y “Pérdida de conexión de internet” con un 47,3 %. Estos resultados contrastan con los hallazgos de Salcedo y Salazar,(20) quienes reportaron que el 19 % de sus participantes experimentaba nomofobia leve, el 69 % mostraba un nivel moderado y el 12 % un nivel severo. Además, en su estudio, Salcedo y Salazar,(20) encontraron que el 10 % de los usuarios de teléfonos inteligentes estaba en un nivel medio problemático, y un 3,5 % en un nivel alto de problemas relacionados con el uso del dispositivo móvil.

La discrepancia en los resultados podría reflejar diferencias en las muestras estudiadas, en los contextos culturales, o en la metodología utilizada para evaluar la nomofobia. Mientras que nuestro estudio muestra una menor prevalencia de niveles altos de nomofobia, los resultados de Salcedo y Salazar,(20) indican una mayor preocupación y uso problemático en sus participantes. Estas diferencias pueden deberse a variaciones en la definición y evaluación de nomofobia entre estudios, así como a los distintos contextos en los que se llevó a cabo la investigación.

Asimismo es importante destacar que la similitud en ambos estudios muestra la posibilidad de que la población se encuentra en riesgo de aumentar sus niveles de nomofobia, teniendo en cuenta factores sociales, laborales e incluso familiares o personales que los motiven u orillen a mantener un manejo constante del uso del dispositivo móvil, independientemente que los niveles actuales altos tengan el porcentaje más bajo, no significa que el nivel medio no se llegue a convertir en un nivel alto en determinado tiempo.

En el presente estudio, se observaron diferencias significativas en la nomofobia según el sexo, especialmente en la dimensión de “Pérdida de conexión a internet”, donde los hombres presentaron un promedio mayor. Este hallazgo contrasta con los resultados de Braña y Jiménez,(3) que identificaron una mayor nomofobia en mujeres. Las discrepancias entre estos estudios pueden atribuirse a variaciones en las características de las muestras y en los contextos culturales que afectan la percepción y el impacto de la nomofobia.

En cuanto a la categoría laboral, se encontraron diferencias significativas en las dimensiones “No ser capaz de acceder a la información en el teléfono” y “No poder comunicarse a través del teléfono celular” entre los pasantes de enfermería, con valores de (X=2,00, p=0,023) y (X=2,33, p=0,049), respectivamente. Estos resultados sugieren que los pasantes de enfermería podrían experimentar mayores dificultades relacionadas con el acceso y uso del teléfono móvil en comparación con otros grupos laborales. Esta diferencia podría deberse a la naturaleza específica de sus responsabilidades y a su menor experiencia profesional en comparación con otros roles.

Por otro lado, no se encontraron diferencias significativas entre la nomofobia y el turno laboral de los participantes (p>0,05), lo que sugiere que el turno de trabajo no influye de manera significativa en los niveles de nomofobia.

Estos hallazgos contrastan con los resultados de Yildiz et al.(21) quienes encontraron que una menor edad estaba asociada con mayores niveles de nomofobia y que había una fuerte correlación entre la pérdida de conectividad y la nomofobia (r=0,616, p<0,01), así como en la dimensión de la pérdida de conectividad (r=0,956, p<0,01). Además, su estudio indicó relaciones débiles y moderadas entre las dimensiones de la nomofobia, como entre no poder acceder a la información y acceder a contenidos (r=0,166, p<0,01) y actualizar el estado (r=0,558, p<0,05). Estos resultados resaltan que los niveles de nomofobia pueden variar según características demográficas como sexo, edad y uso diario de internet, subrayando la complejidad del fenómeno y la necesidad de considerar estos factores en futuros estudios y en la implementación de intervenciones.

 

CONCLUSIONES

La investigación reveló que la nomofobia es baja entre el personal de enfermería y becarios en el hospital de Sinaloa. Se identificaron diferencias significativas en la nomofobia según el sexo y la categoría laboral, con una mayor prevalencia en hombres y pasantes de enfermería. Dado que el uso excesivo del teléfono móvil puede afectar la seguridad del paciente al actuar como distractor, es crucial desarrollar estrategias para minimizar su uso. Se recomienda extender el estudio a otras categorías y áreas críticas del hospital, incorporando variables adicionales como adicción a redes sociales, alfabetización mediática, ansiedad y depresión.

 

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FINANCIACIÓN

Los autores no recibieron financiación para el desarrollo de la presente investigación.

 

CONFLICTO DE INTERESES

Los autores declaran que no existe conflicto de intereses.

 

CONTRIBUCIÓN DE AUTORÍA

Conceptualización: Saraí Ibarra Fragoso, Roberto Joel Tirado Reyes, Bitia Maday Domínguez Quevedo, Kittzia Celenia Castañeda Ayón.

Curación de datos: Saraí Ibarra Fragoso, Roberto Joel Tirado Reyes, Bitia Maday Domínguez Quevedo, Kittzia Celenia Castañeda Ayón, Júlio Manuel Medina Serrano.

Análisis formal: Saraí Ibarra Fragoso, Roberto Joel Tirado Reyes, Bitia Maday Domínguez Quevedo, Kittzia Celenia Castañeda Ayón, Júlio Manuel Medina Serrano.

Investigación: Saraí Ibarra Fragoso, Roberto Joel Tirado Reyes, Bitia Maday Domínguez Quevedo, Kittzia Celenia Castañeda Ayón.

Metodología: Saraí Ibarra Fragoso, Roberto Joel Tirado Reyes, Bitia Maday Domínguez Quevedo, Kittzia Celenia Castañeda Ayón, Carlos Antonio Angulo Inzunza, María Elena Aguilar Lizarraga.

Administración del proyecto: Saraí Ibarra Fragoso, Roberto Joel Tirado Reyes, Bitia Maday Domínguez Quevedo, Kittzia Celenia Castañeda Ayón, Diana Cristina Navarro Rodríguez, Ramón Valladares Trujillo, María Elena Aguilar Lizarraga, Carlos Antonio Angulo Inzunza.

Recursos: Saraí Ibarra Fragoso, Roberto Joel Tirado Reyes, Kittzia Celenia Castañeda Ayón, Diana Cristina Navarro Rodríguez, Ramón Valladares Trujillo, María Elena Aguilar Lizarraga, Carlos Antonio Angulo Inzunza.

Software: Saraí Ibarra Fragoso, Roberto Joel Tirado Reyes, Kittzia Celenia Castañeda Ayón, Júlio Manuel Medina Serrano.

Supervisión: Saraí Ibarra Fragoso, Roberto Joel Tirado Reyes, Kittzia Celenia Castañeda Ayón, Júlio Manuel Medina Serrano.

Validación: Saraí Ibarra Fragoso, Roberto Joel Tirado Reyes, Bitia Maday Domínguez Quevedo, Kittzia Celenia Castañeda Ayón, Diana Cristina Navarro Rodríguez.

Visualización: Saraí Ibarra Fragoso, Roberto Joel Tirado Reyes, Diana Cristina Navarro Rodríguez, Diana Cristina Navarro Rodríguez.

Redacción – borrador original: Saraí Ibarra Fragoso, Roberto Joel Tirado Reyes, Diana Cristina Navarro Rodríguez.

Redacción – revisión y edición: Roberto Joel Tirado Reyes, Diana Cristina Navarro Rodríguez.